Susan, una mujer de mediana edad, estaba enferma muy débil, no quería salir a la calle, comer, ni siquiera hablar con nadie. Ella pensaba que nunca iba a salir de aquella tragedia. Pero un día que salió a comprar sus medicamentos, yendo por la calle, se topó con un "hombre misterioso". El hombre dijo:
-¡Susan! Te he estado observando últimamente, y he visto que no estás muy animada. Pero para eso tienes que ser fuerte y ¡LUCHAR! TIENES QUE TENER ESPERANZAS.
Y después añadió:
-¡NUNCA DEJES DE LUCHAR! ¡Y CREE EN TI MISMA!
Algunos se quedaron observando, la miraban extraña. Y otros la miraban con una pequeña sonrisa en la boca, pensando que le darían ánimos. De repente la gente empezó a aplaudir, dándole así más esperanzas.
Susan, muy sorprendida por todo lo que estaba ocurriendo, se preguntó quién era ese hombre y por qué le había dicho todo aquello. Le hizo pensar...
Pasaron los días, y Susan empezó a animarse: salía a la calle, hablaba más a menudo con sus amigas, y hasta comía. Empezó a darse cuenta de que esforzándose podía conseguir todo lo que quisiera. Al cabo de meses y de un duro tratamiento sus esfuerzos dieron resultados. Salió de su horrible pesadilla. Ya no estaba enferma. Susan, ya era Susan...
[Narración con título dado, hecha por Claudia Gracia, 1ºB]
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