Adalia tenía 25 años y le gustaba mucho irse a navegar al lago con su amiga y su perrita Gretchen. Su gran sueño era viajar con su pequeña familia en un nuevo barco; en concreto, le gustaría visita el Lago Vänern, en Suecia. Después de meses trabajando en una cafetería del pueblo, reunió todo el dinero para comprar un barco más grande. Eligió un domingo por la mañana; llamó a su tía, que se apuntó enseguida, y después a su amiga, que le dijo que se había puesto enferma y no iba a poder acompañarla. Zarparon al mediodía. Gretchen estaba todo el rato saltando y moviendo la cola de felicidad; su tía Érika sacaba fotos para luego alardear de ellas en el pueblo; mientras, Adalia disfrutaba del paisaje. Cuanto más tarde se hacía, más nublado se ponía el cielo y más cansadas estaban. Finalmente, se durmieron disfrutando de las vistas. Empezó a llover con fuerza y Gretchen, que se despertó empapada, fue a despertar a su dueña y a la tía. Las dos se despertaron en medio de un gran diluvio del que no creían poder sobrevivir. En el pueblo, su amiga no paraba de llamarlas sin resultado. Se preocupó tanto que llamó a los guardacostas. En el barco, ya todo estaba inundado y se refugiaron en lo más alto, rodeadas de mantas. Los guardacostas no tardaron en encontrarlas. Las descubrieron casi inconscientes. La tormenta cesó y las rescataron fácilmente. Las llevaron al hospital donde se recuperaron. Al llegar al pueblo, todos los amigos de Adalia corrieron a darle un abrazo. Y TRAS LA TORMENTA, todo quedó en un gran susto.
[Narración con título dado, realizada por Íker Rodríguez, 1º ESO A]
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